abril 26, 2024
5 Claves para educar a los niños en el respeto, la igualdad y la tolerancia
Un aspecto esencial en la educación que queremos proporcionar a todos nuestros alumnos se basa en el respeto, la igualdad y la tolerancia.
Inculcar una serie de valores, preparándoles tanto a nivel académico como personal, es imprescindible. Una de nuestras principales labores es guiarles a lo largo de su etapa académica en todo lo relacionado con sus estudios, pero también prestamos especial atención a transmitir un modelo de comportamiento que les ayude tanto en la adolescencia como en su vida adulta.
Consideramos que para poder lograr este objetivo, la educación es un pilar básico que debemos emplear para prevenir y luchar contra la desigualdad y la intolerancia que todavía existen en pleno sigo XXI. No obstante, además del trabajo que podamos realizar en nuestro colegio privado en Valencia, infundir y fortalecer estos valores es algo que también debe hacerse desde casa. La familia es una de las principales herramientas que nos van a permitir promover un correcto comportamiento en nuestros hijos a través de relaciones que se basen fundamentalmente en aspectos indispensables como son la igualdad y el respeto.
Si somos capaces de inculcarles unos hábitos de vida que sirvan para unir en lugar de desunir y les enseñen la importancia del respeto hacia los demás, esto les ayudará en su vida y en sus relaciones sociales futuras.
¿Cómo promover el respeto y la tolerancia en los niños?
Para educar a nuestros hijos en valores, nuestra actitud y nuestra conducta deben mostrar eso que pretendemos conseguir. Un aspecto esencial tiene que ver con el ambiente que se respira en nuestro hogar y las relaciones de las personas que viven en él.
Unas pautas que podemos seguir para lograr este propósito serían las siguientes:
1. No fomentar los estereotipos y combatir los prejuicios
Es posible que nuestra hija o hijo no responda a los cánones que desde siempre ha marcado nuestra sociedad. No debemos cosificar a nuestros hijos estableciendo unos roles que a día de hoy han quedado obsoletos y que lo único que consiguen es crear mayor prejuicio y fomentar comportamientos negativos y arcaicos entre los más jóvenes. Es nuestra obligación como educadores y como padres mostrar que no hay nada malo en ser diferente siempre y cuando los niños se sientan cómodos con ello independientemente de su género. Por ello, es fundamental el respeto a la diversidad pues cada persona es única, tiene unos intereses personales y quererlos es aceptarlos tal y como son.
Otro aspecto muy importante que tiene relación directa con esto que hemos explicado, es que debemos hacer entender a los niños que todos somos capaces de llevar a cabo la labor que nos propongamos en cada momento. Enseñar que nuestro género no supone una barrera para lograrlo, ni mucho menos condiciona aquello que podemos o no podemos hacer con nuestras vidas es esencial. Es necesario que desmontemos por completo esos estereotipos si de esa forma contribuimos a que nuestros hijos sean más felices al mismo tiempo que aprenden a respetar a los demás y también a sí mismos.
2. Ser un modelo a seguir
Somos el espejo donde mirarse y debemos ser conscientes de ello. Cuanto más pequeños sean más van a imitar nuestras acciones y comportamientos, por lo que debemos ser un buen ejemplo para que nuestros hijos tomen nota de ello y también lo sean. Cuidar nuestro vocabulario y conducta de cara a los demás es un aspecto primordial para conseguir nuestro objetivo. Del mismo modo, las relaciones que mantenemos en casa con los demás miembros de la familia y nuestras amistades más cercanas también tienen un gran impacto en ellos.
En relación a lo mencionado anteriormente, hay que ser conscientes de que para educar en la igualdad, los adultos no podemos establecer unos roles predeterminados según el sexo de nuestros hijos. Con esto nos referimos, principalmente, al trabajo que hacemos en casa. Por eso, es necesario que toda la familia, desde los más pequeños hasta los más mayores, compartan las obligaciones en el hogar sin distinciones, tan solo teniendo en cuenta las distintas capacidades de cada uno con respecto a su edad. Esto contribuirá a que ya desde pequeños tengan una mentalidad en la que la desigualdad entre géneros no tiene cabida, pues es algo que no condiciona su día a día puesto que todos son vistos y considerados como iguales.
3. Fomentar en ellos una actitud de respeto hacia los demás
Desde pequeños debemos ir enseñándoles buenos hábitos de conducta para que los adopten tanto en el colegio como en el ámbito familiar. Un ejemplo de lo que nos referimos es enseñar a los niños la importancia de mantener diálogos respetuosos, que intenten no levantar la voz y que entiendan que no siempre tienen la razón. Esto les hará ver las cosas de otra manera, con una mente mucho más abierta y con una actitud mucho más positiva. Si por el contrario, les permitimos ciertos comportamientos en los que ellos no tienen que hacer nada porque los adultos les dan todo hecho, permiten todos sus caprichos y demás, tan solo fomentaremos en ellos actitudes más egoístas, donde siempre creerán tener razón y no harán nada por sí mismos.
Debemos predicar con el ejemplo. Decir frases como “haz esto así porque es lo correcto” o “esto es así porque lo digo yo” no tiene sentido si nosotros, como adultos, actuamos de manera contraria a lo que pedimos. Si nos ven respetar tanto las cosas materiales como a las personas, ellos serán los primeros en adoptar una actitud de respeto, tal y como nos han visto hacer. Dar ejemplo es la mejor manera de fomentar una actitud basada en los valores que les queremos transmitir.
4. Establecer tanto libertades como obligaciones
A igual que en el colegio, los niños deben seguir una serie de normas de comportamiento en casa. Deben entender que, aunque sean pequeños, tienen responsabilidades que deben asumir, y estas aumentarán a medida que vayan creciendo. Si los niños responden de manera correcta a las normas y cumplen con sus obligaciones, también debemos ser capaces de premiar su comportamiento otorgándoles cierta autonomía, siempre teniendo en cuenta la edad de cada uno.
La sobreprotección no es un aspecto positivo a inculcar en los niños, ya que con esta actitud solo contribuimos a que nuestro hijo viva con miedo y tenga la falsa idea de que el mundo es un lugar peligroso. Al final, esto se traducirá en niños miedosos, incapaces de hacer cosas por sí mismos y tremendamente dependientes.
Del mismo modo que en el colegio los alumnos aprenden nuevas habilidades cada día, también se fomenta su confianza en sí mismos. Así, los niños van asumiendo poco a poco más responsabilidades y realizando tareas de forma autónoma, siempre bajo la supervisión de un profesor, pero con cierta libertad para desarrollar tanto sus habilidades académicas como personales. Este mismo enfoque debería aplicarse también en casa.
5. Cuidar el uso que nuestros hijos hacen de Internet, televisión y videojuegos
En un mundo completamente tecnológico, donde todos los niños independientemente de su edad se manejan sin ningún tipo de problema en Internet y son capaces de utilizar cualquier aparato electrónico, debemos tener un control de los contenidos a los que acceden, ya que en algunas ocasiones pueden ser poco recomendables para su edad y contribuyen a fomentar comportamientos negativos. Como padres y educadores está en nuestras manos enseñar a los niños el uso que deben de hacer de estas herramientas. Unas herramientas que pueden resultar verdaderamente positivas para su formación, pero que es necesario que aprendan a utilizar correctamente.
En BSV el empleo de ordenadores y tablets es una parte de la formación que reciben nuestros alumnos desde la etapa de Educación Infantil. A través de distintas aplicaciones, los niños desarrollan sus conocimientos al mismo tiempo que se divierten aprendiendo. Desde casa pueden hacer lo mismo bajo la supervisión de un adulto, puesto que les puede servir para mejorar su nivel de inglés, de matemáticas para ver videos didácticos según su rango de edad etc.
A día de hoy que nuestros alumnos sean capaces de hacer un uso responsable de las nuevas tecnologías es imprescindible. Estas les acompañarán a lo largo de su vida adolescente y adulta y depende de nuestra capacidad y acierto como padres y educadores guiarles e instruirles convenientemente.